martes

Cuatro

Prefiero dormirme pensando en la historia de algún personaje imaginario que en la mía propia… 
Porque es aburrida, porque duele, porque encontraría demasiados errores cometidos,
demasiado amor propio y ajeno desperdiciado, demasiados tropezones con la misma piedra. 
Y si pienso en ello ya me es imposible conciliar el sueño, y por la mañana
el amanecer viene acompañado de retorcijones en el estómago y nudos en la garganta. 
Por eso, no pienso. Por eso, duermo, amanezco, y ya no duele tanto levantar
las comisuras de los labios y soltar una sonrisa.