jueves

Uno

Cuando se fue, Marly se sorprendió a sí misma un día, viviendo la vida como si nada, sonriendo, hasta escribiendo en su cuaderno número siete como si de cualquier otro día se tratara.
Estaba convencida de que el mundo se acabaría si él no estaba con ella.
¿Catástrofes naturales, suicidios masivos, agujeros negros que se tragarían la tierra?
Nada de eso sucedió. La vida continuó, ella continuó. Yo continué.
Su ausencia no la perseguía día a día, ni a cada minuto. Pucha, que Marly ya se había preparado de antemano. Se había enyesado el corazón, se había llenado de curitas las rodillas y había apretado el botón suprimir a todos aquellos recuerdos dolorosos.
¿Y para qué, pues?
Casi ni notaba Marly que él no estaba allí, salvo por las cosas que delataban su ausencia.
Podía decirse, entonces, que él estaba en todas esas cosas que faltaban.
Fácil, pensó Marly, mientras me mantenga alejada de ellas, estaré bien.
Imposible.

2 comentarios:

Melina dijo...

Es hermoso ara, supongo que escribiste esto por el tordi, quiero que sepas que se perfectamnete lo que se siente, y la verdad que no te puedo decir nada que te alegre porque yo a ian lo sigo llorando. Un besito amiga, sabe qu estoy siempre, te amo.

Déjà Vu dijo...

Estaba convencida de que el mundo se acabaría si él no estaba con ella.
¿Catástrofes naturales, suicidios masivos, agujeros negros que se tragarían la tierra?
Nada de eso sucedió. La vida continuó, ella continuó. Yo continué.
Su ausencia no la perseguía día a día, ni a cada minuto. Pucha, que Marly ya se había preparado de antemano. Se había enyesado el corazón, se había llenado de curitas las rodillas y había apretado el botón suprimir a todos aquellos recuerdos dolorosos.










Dejar ir . Es simple . (decirlo)
Saludos .